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EL OLVIDO QUE LIBERA: CUANDO EL MENOSPRECIADO DESCUBRE LA VERDAD

Hay un extraño regalo escondido en el olvido. Al principio, parece un castigo: ser apartado, menospreciado, ignorado por aquellos que prometieron apoyo o comprensión. Pero es en esa aparente soledad donde comienza el verdadero viaje. Lo sé porque lo he visto en mis palabras y lo he sentido en la piel de los personajes que habitan mis versos. Lo sé porque, de algún modo, también he sido esa figura resiliente que camina entre las sombras de la indiferencia.


El olvido, que al principio duele como una herida abierta, va dejando espacio para la reflexión. En ese sendero solitario, se van cayendo las vendas que durante tanto tiempo cubrieron los ojos y el corazón. Ya no hay voces externas que dicten el rumbo, ya no hay manos que fingen sostener mientras manipulan. Queda uno mismo: desnudo, frágil, pero auténtico.

Y es entonces, en ese instante en que el alma se reconoce sin máscaras, cuando se descubre la verdad. El menospreciado, el olvidado, no es débil; es el que se libera. Porque lejos del ruido de las falsas lealtades, encuentra la voz propia, la que no teme al silencio ni a la claridad que trae la verdad.

Caminar sin el peso de la aprobación ajena es el acto más valiente y, al mismo tiempo, el más liberador. Quienes reciben apoyo teñido de manipulación viven en cárceles invisibles; quienes son olvidados, si se atreven a mirar hacia dentro, descubren que la libertad siempre estuvo ahí, esperando a ser elegida.


En mi escritura, en cada poema de este renacer, he querido dar voz a esos que caminan por el margen. Porque el verdadero renacimiento no ocurre en los aplausos, sino en el eco sereno de la verdad cuando se derrumban las mentiras.

Hoy celebro a quienes el olvido convirtió en libres. Porque no hay mayor conquista que mirar el mundo con los ojos propios y un corazón que ya no necesita ser sostenido por manos que engañan y que solo buscan su propio beneficio.


Por acá les dejo una estrofa de uno de mis poemas, en referencia a lo leído:


EL SELLO DE LA LIBERTAD


Los vencedores del camino, lleno de tantas grietas,

que han podido avanzar en medio de las tormentas,

de los que mucho creían que eran los “menospreciados”

resulta que son los que vencen, son los que se han liberado.

Los que ven cómo los “pobres” que no logran avanzar

terminan siendo los más ricos, pues ahora ven con claridad,

se aumenta su entendimiento, alcanzan sabiduría

cada tropiezo descubren y enfrentan con valentía.



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Si alguna vez sentiste el peso del olvido o el filo del menosprecio, permítete hoy transformar esa herida en un puente hacia tu propia verdad. Comparte este texto con alguien que necesite recordar que el camino solitario también es un camino hacia la libertad.


Que el olvido no te hiera: que te despierte. Porque quien deja de ser visto por otros, empieza a verse a sí mismo.


Te invito a leer más de mi obra, este blog está dirigido a darle voz a los que por tanto tiempo han callado.


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Un abrazo,


Lina Macias Jimeno


 
 
 

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